Aprender es algo innato en los seres humanos que hacemos de forma involuntaria y en todos los ámbitos de nuestra vida. Pero es en la escuela donde acompañamos y estimulamos aprendizajes que creemos necesarios para vivir mejor. Les entrenamos para tomar decisiones, resolver problemas y colaborar en equipo. Para todo esto es fundamental entrenar buenos pensadores: Cuando pensamos “mal”, lo hacemos de forma precipitada, parcial, imprecisa o dispersa. Pensar también es innato, pero se puede aprender a pensar mejor.
Los estudios en neurobiología están revolucionando el campo de la investigación educativa. Lo que sabemos sobre el funcionamiento del cerebro nos ayuda a estructurar mejor nuestra intervención sobre el aprendizaje que se explicita en los siguientes aspectos:
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Los alumnos deben conocer sus fortalezas y afrontar sus debilidades, ser conscientes de sus estados de ánimo, y capaces de controlarse a sí mismos cuando se disponen de forma intencional a aprender.
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Es imprescindible aprender a pensar para construir conocimiento.
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Es necesario desarrollar el nivel de Metacognición. Necesitan saber qué aprenden, ser conscientes de cómo van aprendiendo y creciendo.