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CONFLICTO

A lo largo de los últimos cinco años, más de 250.000 sirios han perdido la vida en el conflicto entre el presidente Bashar al Asad y las fuerzas opositoras. La cruenta guerra ha destruido barrios enteros y más de 11 millones de personas están desplazadas.

Miles de sirios permanecen atrapados en ciudades que han estado sitiadas durante largo tiempo y sólo desde hace muy poco han empezado a recibir ayuda humanitaria, tras la entrada en vigor de un frágil cese de hostilidades.

La oposición se ha fragmentado hasta incluir facciones islamistas con vínculos con al Qaeda, cuyas brutales tácticas han causado preocupación y originado violencia entre los propios rebeldes.

En este tiempo, el conflicto ha tomado una dimensión internacional con los bombardeos, por un lado, de Rusia y, por otro, de la coalición que lidera Estados Unidos en contra del autodenominado Estado Islámico, organización radical que ha aprovechado la guerra para hacerse con el control de grandes porciones del territorio sirio.

Mientras tanto, en Ginebra, el gobierno de Al Asad y las fuerzas de oposición sostienen un diálogo indirecto facilitado por la ONU con miras a lograr un acuerdo que permita aplicar una solución política al conflicto.

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