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Martes con ritmo                                          

Martes 4 de mayo

¿Una qué?! ¡¿Una mamá?! María tuvo que  haber tenido muchas preguntas: ¿Qué quieres decir con concebir un niño? ¿Cómo es eso posible? ¿Cuándo daré a luz? ¿Será doloroso? ¿Dónde vamos a vivir? ¿Sabré cómo cuidar a este niño?

Hoy queremos respuestas instantáneas para cada pregunta. Ante cualquier duda, sacamos los teléfonos y ahí están Siri, Cortana y Alexa  con respuestas inmediatas. María no es así, es paciente y sabe esperar a que el Señor le rebele la siguiente etapa del viaje, dejando espacio para que Dios pueda sorprenderla.

María vivió con Jesús en Nazaret durante unos treinta años, pero no alardeó y arruinó el plan de Dios. No sintió la necesidad de llamar a las puertas de sus vecinos y decir: «Oye, soy la madre de Dios, el pequeño Dios está durmiendo. Por favor, no hagáis ruido».

.María practicó la paciencia toda su vida, dejando que el plan de Dios se desarrollara: viajó a Belén, huyó a Egipto, buscó a su Hijo por tres largos días y acompañó a su  Hijo amado a lo largo del camino del Calvario viéndole crucificado y permaneciendo con él hasta su último aliento.

Martes 11 de mayo

El pequeño Karol tan solo tenía 9 años cuando su madre murió. En ese momento, decidió pedirle a la virgen que ella fuera su madre y  le acompañará durante el resto de su vida. Años después  (el 22 de octubre de 1978) Karol cambió su nombre y pasó a llamarse Juan Pablo II, después de 400 años, por primera vez era elegido un papa sin origen italiano. Muchos cambios se produjeron en la vida del  Santo Padre pero Karol nunca abandonó su amor por la madre de Dios. Hasta el final de su pontificado su lema fue “Totus Tuus” (Todo Tuyo) en honor a la virgen. 

"Durante el reciente viaje a Polonia, me dirigí a la Virgen María con estas palabras: "Madre santísima, (...) En ti pongo todos los frutos de mi vida y de mi ministerio; a ti encomiendo el destino de la Iglesia; (...) en ti confío y te declaro una vez más: Totus tuus, Maria! Totus tuus! Amén".

Martes 18 de mayo
María es nuestra Madre, por voluntad expresa de Jesús, pues Él nos la entregó, cuando estaba
en la Cruz, con estas palabras:
Jesús, viendo a su Madre y al discípulo a quien amaba, que estaba allí, dijo a su Madre:
Mujer, ahí tienes a tu hijo. Después dijo al discípulo: Hijo, ahí tienes a tu Madre. Y desde ese
momento el discípulo se la llevo a su casa" (Juan 19,26-27). Desde entonces Juan la tomó por
Madre y con él, nosotros.
Las palabras ;Hijo, ahí tienes a tu Madre" están dirigidas a cada uno de nosotros. Nos invitan a
amar a María como Cristo la amó, a recibirla como Madre y a dejarnos guiar por ella a lo largo
del camino de nuestra vida.
Ella es el camino más fácil hacia Jesús y Jesús es el  camino, la verdad y la vida.

Martes 25 de Mayo

La oración y la devoción a la virgen María son fenómenos globales.

María es  una jovencísima muchacha judía que no tiene estudios, ni títulos y que se convierte  en mito y objeto de devoción de multitudes al dar a luz al Mesías anunciado en el Antiguo Testamento. Su figura ha inspirado innumerables obras de arte, su imagen está en todas partes y  ha sido reconocida como la mujer más influyente de la historia. En todo el Nuevo testamento solo habla en cuatro ocasiones, pero son suficientes para cambiar la historia de la humanidad. No es de extrañar que hasta el propio Papa Francisco se refiera a ella como “la influencer de Dios”.

Musulmanes y cristianos la consideran santa sobre todas las mujeres y el Corán cita su nombre hasta en 34 ocasiones, más veces que la misma Biblia.

Cada día, millones de cristianos buscamos su amparo, ayuda y protección con una sencilla oración. Una de las oraciones más célebres –o la más célebre después del Padrenuestro- que le está consagrada. La primera parte, que data del siglo IV, surge  de los Evangelios, que reproducen el saludo del  ángel “Dios te salve María, llena eres de gracia, el Señor es contigo” y el de Isabel, madre de San Juan Bautista: “Bendita Tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre Jesús”. La segunda parte de la oración, un ruego, empezó a usarse mucho más tarde, en el siglo XIV: “Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén”. 

Ahora que ya sabemos cómo pedir su gracia, ella, siempre dispuesta, estará encantada de ayudarnos.

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