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Lunes de buenas noticias  -  Evangelio del Domingo

LUNES 2 DE JUNIO

 

Lectura del santo evangelio según san Juan 16, 29-33

 

En aquel tiempo, los discípulos dijeron a Jesús:

«Ahora sí que hablas claro y no usas comparaciones. Ahora vemos que lo sabes todo y no necesitas que te pregunten; por ello creemos que has salido de Dios».

Les contestó Jesús:

«¿Ahora creéis? Pues mirad: está para llegar la hora, mejor, ya ha llegado, en que os disperséis cada cual por su lado y a mí me dejéis solo. Pero no estoy solo, porque está conmigo el Padre. Os he hablado de esto, para que encontréis la paz en mí. En el mundo tendréis luchas; pero tened valor: yo he vencido al mundo».

 

Reflexión del Evangelio de hoy

Este pasaje nos recuerda que la fe verdadera se prueba en la dificultad. Los discípulos creen haber comprendido todo, pero Jesús les anticipa su debilidad. Aun así, no los juzga, sino que les da esperanza: Él no está solo, el Padre lo acompaña, al igual que nos acompaña a todos. Nos recuerda que, aunque el mundo esté lleno de dificultades, debemos confiar en su cercanía en esos momentos.

 

Oración Final

Jesús, al igual que Madre Paula y tantas religiosas Escolapias, se fijaron y confiaron en TÍ y te siguieron,  también nosotros te pedimos:

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Danos valor en la adversidad,

paz en medio del miedo,

fe cuando nos sintamos solos

y esperanza.

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Lectura del santo evangelio según san Juan 20, 19-23

 

Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo:
«Paz a vosotros».

Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió:
«Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo».

Y, dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo:
«Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos».

Comentario-Reflexión:

Los discípulos se llenaron de alegría y acogieron la paz que el Resucitado les regalaba como saludo y como Don. Esta alegría es fruto del Espíritu, y revela dónde los corazones han puesto su tesoro y su esperanza.

El relato evangélico nos muestra cómo Jesús sopla su aliento y les entrega el Espíritu, la “Ruah”, que crea y renueva  la tierra.

Por eso, quienes entraron temblorosos en el Cenáculo, ahora salen transformados. Se les regala la audacia, como sello del Espíritu y testimonio de la autenticidad del anuncio.

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A partir del primer Pentecostés de la historia, los creyentes tenemos una feliz seguridad: contamos con el Testigo Fiel, que protagoniza la historia y cumple cuanto promete. Siempre.

¿Somos pacientes para esperar y acoger el Don del Espíritu que Jesús nos regala también hoy? ¿Nos sentimos prisioneros de nuestros miedos? ¿Le permitimos a Dios entrar en nuestras vidas para que nos trasforme? ¿Nuestra fe es contagiosa? ¿Qué irradiamos? ¿Tratamos de que sea el Espíritu el protagonista de cuanto somos y hacemos? Piénsalo y pídele al Espíritu el DON que necesites.

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LUNES 16 de junio 

Lectura del santo Evangelio según San Juan 16, 12-15

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora; cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena. Pues no hablará por cuenta propia, sino que hablará de lo que oye y os comunicará lo que está por venir.
Él me glorificará, porque recibirá de lo mío y os lo anunciará. Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso os he dicho que recibirá y tomará de lo mío y os lo anunciará».

PALABRA DE DIOS.

REFLEXIÓN: Jesús sabía que sus discípulos, y también nosotros, no siempre entendemos todo de golpe y a la primera. Él no quiere que nos sintamos agobiados, por eso nos habla con paciencia, poco a poco.

En este Evangelio, nos promete algo muy especial: al Espíritu Santo, a quien llama el Espíritu de la verdad.

Este Espíritu es como una voz buena dentro de nosotros que nos guía, nos avisa cuando algo no está bien, y nos recuerda las cosas que Jesús nos enseñó: amar, perdonar, ayudar, compartir. También dice que el Espíritu nos hablará de lo que oye, es decir, nos trae el mensaje de Dios. ¡No estamos solos! Tenemos un guía, un amigo invisible, que nos acompaña todos los días.

¿Te has sentido alguna vez en tu corazón que algo te decía: “esto está bien” o “esto no deberías hacerlo”? ¿Podría ser el Espíritu Santo hablándote?

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EVANGELIO según San Marcos 4, 35-41

 

Aquel día, al atardecer, dijo Jesús a sus discípulos:

«Vamos a la otra orilla».

Dejando a la gente, se lo llevaron en barca, como estaba; otras barcas lo acompañaban. Se levantó una fuerte tempestad y las olas rompían contra la barca hasta casi llenarla de agua. Él estaba en la popa, dormido sobre su cabezal.

Lo despertaron, diciéndole:

«Maestro, ¿no te importa que perezcamos?».

Se puso en pie, increpó al viento y dijo al mar:

«¡Silencio, enmudece!».

El viento cesó y vino una gran calma.

Él les dijo:

«¿Por qué tenéis miedo? ¿Aún no tenéis fe?».

Se llenaron de miedo y se decían unos a otros:

«¿Pero quién es este? ¡Hasta el viento y el mar le obedecen!».
 

REFLEXIÓN

Han pasado más de dos mil años desde que Jesucristo fundó la Iglesia. Han pasado más de dos mil años de cristianismo y parece que todo se viene abajo.

La Iglesia parece naufragar en la tempestad del mundo y en los problemas que se le presentan; pero cada vez que los hombres dudamos se alza una voz que parece despertar de un largo sueño: ¡No temáis, tened fe! Y el mar vuelve a la calma; la barca de Pedro sigue su rumbo a través de los años, los siglos y los milenios.

Cristo no está lejos de nosotros; duerme junto al timón, para que cuando nuestra fe desfallezca, cuando estemos tristes y desamparados, Él tome el timón de nuestra vida.

Además en el mar de nuestra vida brilla una estrella; relampaguea en el cielo de nuestra alma la estrella de María, para que no perdamos el rumbo.

A tu amparo…..

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Fundación Educativa Escolapias

A tu amparo y protección

Pastoral Soria
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