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Lunes de buenas noticias  -  Evangelio del Domingo

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LUNES 7 

Lectura del Evangelio según San Juan(Jn 8,1-11) 

En aquel tiempo, Jesús se retiró al monte de los Olivos. Al amanecer se presentó de nuevo en el templo, y todo el pueblo acudía a él, y, sentándose, les enseñaba. Los escribas y los fariseos le traen una mujer sorprendida en adulterio, y, colocándola en medio, le dijeron:

«Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. La ley de Moisés nos manda apedrear a las adúlteras; tú, ¿qué dices?».

Le preguntaban esto para comprometerlo y poder acusarlo. Pero Jesús, inclinándose, escribía con el dedo en el suelo. Como insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo:

«El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra». E inclinándose otra vez, siguió escribiendo.

Ellos, al oírlo, se fueron escabullendo uno a uno, empezando por los más viejos, Y quedó solo Jesús, con la mujer en medio, que seguía allí delante.

Jesús se incorporó y le preguntó:

«Mujer, ¿dónde están tus acusadores?; ¿ninguno te ha condenado?».

Ella contestó: «Ninguno, Señor».

Jesús dijo: «Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no peques más».

                                                                                                                                              Palabra de Dios

Reflexión:

Estamos próximos a las fiestas de Pascua. El evangelio nos invita a seguir ensanchando el corazón, a mirar hacia adelante, para adentrarnos en nuestra Semana Mayor sintiéndonos perdonados  con Dios y con nuestros hermanos. Este domingo es una invitación para reflexionar cómo estamos viviendo nuestra Cuaresma y qué hemos hecho de ella.

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LUNES 14 DE Abril 

Lectura del Evangelio según San Lucas (Lc 19,28-40):

Dicho esto, caminaba delante de ellos subiendo a Jerusalén. Y cuando se acercó a Betfagé y Betania, junto al monte llamado de los Olivos, envió a dos discípulos, diciendo:

—Id a la aldea que está enfrente; al entrar en ella encontraréis un borrico atado, en el que todavía no ha montado nadie; desatadlo y traedlo. Y si alguien os pregunta por qué lo desatáis, le responderéis esto: «Porque el Señor lo necesita».

Los enviados fueron y lo encontraron tal como les había dicho. Al desatar el borrico sus amos les dijeron:

—¿Por qué desatáis el borrico?

—Porque el Señor lo necesita —contestaron ellos.

Se lo llevaron a Jesús. Y echando sus mantos sobre el borrico hicieron montar a Jesús. Según él avanzaba extendían sus mantos por el camino. Al acercarse, ya en la bajada del monte de los Olivos, toda la multitud de los discípulos, llena de alegría, comenzó a alabar a Dios en alta voz por todos los prodigios que habían visto, diciendo:

¡Bendito el Rey que viene en nombre del Señor!. ¡Paz en el cielo y gloria en las alturas!

Algunos fariseos de entre la multitud le dijeron:

—Maestro, reprende a tus discípulos.

Él les respondió:

—Os digo que si éstos callan gritarán las piedras.

Palabra de Dios

 

Reflexión:

«Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados»

Oración:

Gloria al Padre, Gloria la Hijo y Gloria al Espíritu Santo, como fue en un principio ahora y siempre por

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LUNES 28 DE ABRIL

Lectura del Evangelio según San Juan (Jn 20,19-31):

Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo:

«Paz a vosotros».

Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió:   «Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo».

Y, dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo:   «Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos».

Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían:    «Hemos visto al Señor».

Pero él les contestó:     «Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo».

A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo:    «Paz a vosotros».

Luego dijo a Tomás:     «Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente».

Contestó Tomás:     «Señor mío y Dios mío!».

Jesús le dijo:      «¿Porque me has visto has creído? Bienaventurados los que crean sin haber visto».

Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de los discípulos. Estos han sido escritos para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre.

Palabra de Dios

 

Reflexión:

Bienaventurados los que creen en Cristo sin haber visto.

Oración:

Gloria al Padre, Gloria la Hijo y Gloria al Espíritu Santo, como fue en un principio ahora y siempre por los siglos de los siglos Amén.

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