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Miércoles de fábula

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MIÉRCOLES 4 DE JUNIO

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El río y el bosque

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Había una vez un hermoso bosque lleno de árboles altos, flores coloridas y animales que vivían en armonía. Al lado del bosque, corría un río cristalino que alimentaba a todos los seres del lugar. El río y el bosque eran grandes amigos: el río proporcionaba agua al bosque y el bosque protegía las orillas del río con sus raíces.

Un día, unos humanos comenzaron a construir en el bosque, talando árboles y dejando basura por todas partes. El río empezó a llenarse de residuos y su agua se volvió turbia. Los animales del bosque y del río estaban muy preocupados, porque sin agua limpia y sin árboles, su hogar se estaba destruyendo.

El río, triste y cansado, le pidió ayuda al bosque. El bosque, con sus raíces fuertes, decidió actuar. Comenzó a absorber la basura y a proteger las orillas, mientras que los animales del bosque y del río se unieron para limpiar y cuidar su hogar.

Con el tiempo, gracias a los esfuerzos de todos, el río volvió a fluir cristalino y el bosque a crecer con fuerza. Los animales estaban felices y aprendieron que cuidar la naturaleza es tarea de todos, porque solo así podrán seguir viviendo en armonía.

 

Reflexión: El río y el bosque nos enseñan que la naturaleza necesita nuestra protección y respeto. Si cuidamos de ella, todos podremos disfrutar de un mundo más saludable y hermoso.

 

Oración: 

Amado Dios, gracias por la belleza de la creación y por regalarnos un mundo lleno de vida y armonía. Ayúdanos a cuidar y proteger la naturaleza, recordando que somos  responsables de mantenerla sana y hermosa. Guíanos para actuar con amor y respeto hacia toda tu creación, para que podamos vivir en paz y gratitud contigo. Amén.

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MIÉRCOLES 12 junio

 

Érase una vez un buen hombre que se ocupaba de las labores del campo. Toda su vida se había dedicado a labrar la tierra para obtener alimentos con los que sostener a su numerosa familia.

Era mayor y tenía varios hijos a los que sacar adelante. Todos eran buenos chicos, pero cada uno tenía un carácter tan distinto que se pasaban el día peleándose entre ellos por las cosas más absurdas. En casa siempre se escuchaban broncas, gritos y portazos.

El labrador estaba desesperado. Ya no sabía qué hacer para que sus hijos se llevaran bien, como debe ser entre hermanos que se quieren. Una tarde, se sentó junto a la chimenea del comedor y, al calor del fuego, se puso a meditar. Esos chicos necesitaban una lección que les hiciera entender que las cosas debían cambiar.

De repente, una lucecita iluminó su cerebro ¡Ya lo tenía!

– ¡Venid todos ahora mismo, tengo algo que deciros!

Los hermanos acudieron obedientemente a la llamada de su padre ¿Qué querría a esas horas?

– Os he mandado llamar porque necesito que salgáis fuera y recojáis cada uno un palo delgado, de esos que hay tirados por el campo.

– ¿Un palo? … Papá ¿estás bien? ¿Para qué quieres que traigamos un palo? –dijo uno de ellos tan sorprendido como todos los demás.

– ¡Haced lo que os digo y hacedlo ahora! – ordenó el padre.

Salieron juntos en tropel al exterior de la casa y en pocos minutos regresaron, cada uno con un palo del grosor de un lápiz en la mano.

– Ahora, dádmelos – dijo mirándolos a los ojos.

El padre cogió todos los palitos y los juntó con una fina cuerda. Levantó la vista y les propuso una prueba.

– Quiero ver quién de todos vosotros es capaz de romper estos palos juntos. Probad a ver qué sucede.

Uno a uno, los chicos fueron agarrando el haz de palitos y con todas sus fuerzas intentaron partirlos, pero ninguno lo consiguió. Estaban desconcertados. Entonces, el padre desató la cuerda que los unía.

– Ahora, coged cada uno el vuestro y tratad de romperlo.

Como era de esperar, fue fácil para ellos romper una simple ramita. Sin quitar el ojo a su padre, esperaron a escuchar qué era lo que tenía que decirles y qué explicación tenía todo aquello.

– Hijos míos, espero que con esto haya podido transmitiros un mensaje claro sobre cómo han de comportarse los hermanos. Si no permanecéis juntos, será fácil que os hagan daño. En cambio, si estáis unidos y ponéis de vuestra parte para apoyaros los unos a los otros, nada podrá separaros y nadie podrá venceros ¿Comprendéis?

Los hermanos se quedaron con la boca abierta y se hizo tal silencio que hasta se podía oír el zumbido de las moscas. Su padre acababa de darles una gran lección de fraternidad con un sencillo ejemplo. Todos asintieron con la cabeza y muy emocionados, se abrazaron y prometieron cuidarse por siempre jamás.

 

REFLEXIÓN

Esta fábula ilustra la enseñanza de Jesús sobre la unidad. Una familia dividida no puede subsistir; debemos estar unidos y apoyarnos mutuamente en nuestra fe y acciones. Lo mismo ocurre con nuestro grupo de clase. Está terminando el curso, nos hemos conocido más y hemos compartido un montón de experiencias. Ojalá hayamos aprendido a respetarnos unos a otros. Somos distintos. Cada uno y cada una ha aportado al grupo lo que es. Esto nos enriquece. Hoy toca dar gracias a Dios por todo lo vivido.

ORACIÓN

GRACIAS  SEÑOR POR TODO LO VIVIDO. 

Miércoles 18 de junio

-       EL ASNO Y LA CARGA DE PAN

Había una vez un asno que caminaba por un sendero polvoriento, cargando sobre su lomo un saco lleno de pan recién horneado. El panero que lo guiaba le decía: 

—Ten paciencia, buen amigo. Pronto llegaremos al pueblo, y este pan alimentará a quienes lo necesiten. 

Pero el asno, cansado del peso, resoplaba con frustración y pensaba: “¡Si tan solo pudiera comer todo este pan, mi carga sería más ligera y ya no sufriría!”. 

Cuando llegaron al pueblo, el panero repartió el pan entre los hambrientos. Entonces, el asno vio cómo sus esfuerzos habían dado alivio a muchas personas. Comprendió que su sacrificio había servido a un propósito mayor y ya no lamentó la carga que había llevado. 

MORALEJA: A veces, la vida nos pone cargas difíciles, pero si aceptamos con paciencia y generosidad nuestro esfuerzo, descubriremos que puede servir para ayudar a otros. 

ORACIÓN: Señor, te pedimos que seamos colaboradores unos con otros, que nos ayudemos y que sepamos descubrir el gran poder que tiene haber ayudado a los demás. Dicen que es la clave de la verdadera felicidad. A tu amparo y protección…

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MIÉRCOLES  26 de junio

Imagina que tu vida transcurre en un barco en altamar, donde normalmente tú eres el único tripulante a bordo. Conocer la dirección hacia la cual estás navegando resulta motivante, satisfactorio y le da sentido a tu viaje, aunque eso no te asegura que el camino sea siempre agradable.

 Navegando siempre van a existir diversos factores que no dependen de nosotros: el viento puede variar, ciertos elementos pueden averiarse temporalmente, a veces será de noche y en algunas ocasiones podemos  atravesar fuertes tormentas. ¿Qué sucede en esos momentos en los que los problemas parecen tomar dominio de la situación?
Muchas veces podemos huir de la tormenta y tener la sensación de estar a salvo, aunque esto tenga un precio muy alto a largo plazo: alejarnos del lugar hacia el cual realmente queremos ir. En  otras ocasiones, cuando la tormenta es demasiado grande como para escapar, podemos rendirnos, abandonarnos y dejar de navegar, echar anclas, lamentarnos y preguntarnos por qué el clima es así; podemos discutir con las nubes y el viento, pretendiendo cambiarlas por un ambiente más amable.

Existe otra solución: podemos continuar navegando hacia la dirección deseada, aceptando la tormenta tal cual es, sin intentar pelear con ella y sabiendo que, por más aterradora que se vea, es sólo un fenómeno climático normal que se irá en unos momentos, ¡no existen tormentas eternas! En este punto hay una incómoda verdad: a nadie le agrada verse avasallado por una tormenta, no obstante ¿valdría la pena atravesarla sí gracias a ello te estuvieras acercando hacia donde querías ir?.

Las diversas tempestades nos otorgan cierta maestría en el manejo de las velas, nuestra experiencia desarrolla habilidades para atravesar los momentos críticos, podemos conocer las herramientas que tenemos a mano y adquirir dominio sobre su uso. Eso no elimina el malestar generado por el clima, por supuesto, pero nos ayuda a dirigirnos hacia lo que es realmente importante.

¿Cómo querrías actuar la próxima vez que te encuentres atravesando una tormenta?"

Recuerda que como en el pasaje evangelico que leímos el lunes, Jesús siempre va a estar ahí, preparado para navegar contigo y soló necesitas despertarle con una oración.

 

Padre Nuestro…..

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Fundación Educativa Escolapias

A tu amparo y protección

Pastoral Soria
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