Oración de la
mañana
Miércoles de fábula

MIÉRCOLES 5 de marzo
El perdón y la gratitud
Érase una vez, en un hermoso día soleado, dos amigos que caminaban juntos por un camino. Disfrutaban de la compañía del otro mientras conversaban alegremente. Sin embargo, en un momento dado, se vieron atrapados en una fuerte discusión que los llevó a decir palabras hirientes y ofensivas sin justificación alguna. Uno de ellos se sintió profundamente herido por las palabras de su amigo.
En lugar de responderle con más insultos, el amigo ofendido decidió hacer algo diferente. Sin decir una sola palabra, se detuvo y escribió en la arena: «Hoy, mi mejor amigo me lanzó muchos insultos, ofendiéndome gravemente». Siguiendo su camino, poco después llegaron a un oasis.
Inesperadamente, el hombre ofendido cayó al agua y estuvo a punto de ahogarse. Afortunadamente, su fiel amigo reaccionó rápidamente y le tendió la mano, salvándole la vida. El hombre, una vez recuperado del susto, tomó un estilete que llevaba consigo y talló en una piedra: «Hoy, mi mejor amigo me ha salvado la vida».
Confundido por las acciones de su amigo, el otro hombre le preguntó: «¿Por qué escribiste en la arena cuando te ofendí, pero en piedra cuando te salvé?». Con una gran sonrisa en el rostro, el amigo respondió: «Cuando un amigo nos ofende, debemos escribirlo en la arena, para que el viento del olvido se encargue de borrarlo. Pero cuando un amigo nos ayuda, debemos tallarlo en la piedra de la memoria del corazón, donde ningún viento podrá borrarlo».
Los amigos son una parte importante de nuestras vidas y es crucial cultivar la comprensión y la gratitud hacia ellos. El perdón y la gratitud nos permiten mantener relaciones duraderas y significativas.
REFLEXIÓN
Esta fábula nos enseña que escribir en la arena los errores y en la piedra las buenas acciones, nos recuerda la importancia de perdonar y agradecer. Aprecia y valora a tus amigos, y nunca olvides que el perdón y la gratitud son ingredientes clave en una amistad sólida y significativa.
Hoy, miércoles de ceniza, iniciamos la Cuaresma, tiempo de Perdón. Perdonamos a otros cuando dejamos de guardar resentimiento y no insistimos en pedir una compensación por el daño que nos hayan hecho o por la pérdida que hayamos podido sufrir. La Biblia enseña que el perdón se basa en el amor sincero, ya que el amor, como dice San Pablo “no lleva cuenta del daño” (1 Corintios 13:4, 5).
ORACIÓN
Te pedimos Señor, que nos guíes en el camino del perdón, para que podamos sanar nuestras heridas y construir relaciones más fuertes y significativas. Que nuestra vida refleje Tu gracia y amor, y que siempre busquemos la reconciliación en lugar de la división. Que, con Tu ayuda, seamos instrumentos de paz y perdón en este mundo.

MIÉRCOLES 12 de marzo
Fábula: “EL CUERVO Y LA JARRA”
Hubo una vez una gran sequía. Un cuervo sediento vio, de pronto, una jarra, pero su pico no alcanzaba el agua.
—¡No puede ser! Moriré de sed si no encuentro la forma de beber.
El cuervo metió aún más el pico y zarandeó la jarra, pero nada… Entonces metió la pata con la idea de mojarla y poder lamer alguna gota, pero su pata también era demasiado corta.
A punto estaba de tirar la toalla cuando tuvo una idea. Durante una hora estuvo el cuervo metiendo piedras en aquella jarra. Era un trabajo lento y pesado, pero al final obtuvo su recompensa. Gracias a las piedras, el agua subió hasta el borde de la jarra y el cuervo pudo saciar su sed.
REFLEXIÓN
La necesidad agudiza el ingenio; ante las dificultades surgen las mejores ideas. El ingenio es un don que Dios pone a disposición de todos para hacer el bien. El ingenio nos hace enriquecernos y crecer como personas.
ORACIÓN
Señor, te doy gracias por tu presencia en mi vida. Gracias por hablarme y mostrarme cuán grande es tu amor por mí. Gracias porque trajiste esperanza a mi vida. Hoy vivo con ilusión y con la seguridad de que estás siempre a mi lado.
Te doy gracias por todo lo que tengo, porque siempre provees a mis necesidades. Gracias porque me ayudas en los momentos de dificultad y me sostienes con tus brazos fuertes. Gracias porque, aun en medio de las dificultades tú estás conmigo y me ayudas a ser mejor persona.

MIÉRCOLES 19 de marzo – Fábula (San José, esposo de María. Día del padre)
La lámpara de San José
Había una vez un pueblo pequeño que se encontraba sumido en la oscuridad. Las noches eran largas y frías, y las lámparas de las casas apenas alumbraban lo suficiente. Entre los habitantes, había un carpintero llamado José, un hombre humilde y silencioso, pero con una fe que iluminaba a quienes lo conocían.
Un día, un grupo de niños fue a su taller y le preguntó:
—Señor José, ¿por qué usted siempre parece tan tranquilo y lleno de luz, incluso cuando las cosas van mal?
José les mostró una lámpara que estaba fabricando. Era de madera sencilla, pero tenía un diseño cuidado y amoroso.
—Esta lámpara no puede brillar por sí sola —dijo—. Para que dé luz, necesita el aceite y la llama. Nosotros somos como esta lámpara. Si dejamos que Dios sea nuestro aceite y Su amor nuestra llama, podemos brillar y dar luz a los demás, incluso en la mayor oscuridad.
Uno de los niños, curioso, preguntó:
—¿Cómo podemos brillar como esa lámpara?
José sonrió y respondió:
—Brillamos cuando somos amables con los demás, cuando ayudamos sin esperar nada a cambio y cuando confiamos en que Dios está con nosotros. Jesús, el Hijo de Dios, vino al mundo para enseñarnos a ser esa luz, y nuestro deber es reflejar Su amor.
Esa noche, mientras el pueblo seguía oscuro, los niños encendieron las lámparas que José les había hecho. A medida que cada casa comenzaba a iluminarse, la oscuridad desapareció y el pueblo se llenó de calor y esperanza.
Reflexión para el Día del Padre: San José no fue un hombre que brilló con fama ni riqueza, pero su vida sencilla y su amor a Dios lo convirtieron en una luz para Jesús y María. Este Día del Padre, recordemos que brillar no significa ser el más grande, sino ser un faro de amor, paciencia y fe para nuestras familias y comunidades.
Oración por los Padres: Señor, te damos gracias por el regalo de los padres. Bendícelos con sabiduría, amor y fortaleza para guiar a sus familias según Tu voluntad. Haz que reflejen Tu luz y sean ejemplo de fe, paciencia y bondad. Llena sus corazones de Tu paz y esperanza.
Te pedimos esto en el nombre de Jesús.
Amén.

MIÉRCOLES 26 de marzo
FÁBULA: La lámpara y la oscuridad
Había una vez, en un pequeño pueblo rodeado por un denso bosque, una lámpara que siempre brillaba con una luz cálida y suave. La lámpara era conocida por todos, pues, a pesar de la oscuridad que rodeaba la aldea, su luz nunca se apagaba. Todos los habitantes acudían a ella en busca de consuelo, de claridad en sus momentos de duda o temor, y ella les mostraba el camino cuando las sombras parecían interminables.
Un día, la oscuridad del bosque, celosa de la luz de la lámpara, se acercó y susurró: "¿Por qué brillas tanto? ¿Acaso no te cansas de iluminar a los demás? Tú podrías esconderte en la oscuridad y descansar, y así nadie te vería más. ¿Por qué no apagas tu luz y dejas que otros encuentren su propio camino?"
La lámpara, aunque sorprendida, respondió con suavidad: "No me canso de iluminar, porque al iluminar a los demás, también encuentro mi propósito. La luz que doy no es mía, sino que se me ha dado para compartirla. Y al compartirla, soy útil, soy verdadera. Si me apago, dejo de ser lo que soy."
La oscuridad, sin entender del todo, insistió: "Pero al brillar tanto, te expones. Otros podrían aprovecharse de ti, y tal vez hasta podrías quedar apagada si te olvidas de ti misma."
La lámpara, serena, respondió: "Si dejo de iluminar, me perderé a mí misma. La luz que doy no me agota, al contrario, me llena de vida. Y si ilumino el camino para otros, no es porque me olvidé de mí, sino porque encuentro mi verdadero ser en el servicio y en la generosidad."
Desde entonces, la lámpara nunca dejó de brillar. Y cuando la oscuridad intentó envolverla, su luz seguía iluminando los rincones más oscuros del bosque, guiando a los viajeros perdidos, dándoles esperanza y mostrándoles el camino.
REFLEXIÓN:
Ser luz significa compartir el amor de Dios con los demás a través de nuestras acciones y palabras, sin dejar que el egoísmo o la indiferencia apaguen ese brillo. Así nuestra luz será alimentada también.
ORACIÓN
A tu Amparo y Protección, Madre de Dios acudimos. No desoigas nuestros ruegos y de todos los peligros, Virgen Gloriosa y Bendita defiende siempre a tus hijos e hijas. San José de Calasanz, Ruega por nosotros y por nosotras. Virgen de las Escuelas Pías, Ruega por nosotros y por nosotras.