Oración de la
mañana
Lunes de buenas noticias - Evangelio del Domingo


LUNES 3
Lectura del santo evangelio según san Lucas (2,22-40):
Transcurrido el tiempo de la purificación de María, según la ley de Moisés, ella y José llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley: Todo primogénito varón será consagrado al Señor, y también para ofrecer, como dice la ley, un par de tórtolas o dos pichones.
Vivía en Jerusalén un hombre llamado Simeón, varón justo y temeroso de Dios, que aguardaba el consuelo de Israel; en él moraba el Espíritu Santo, el cual le había revelado que no moriría sin haber visto antes al Mesías del Señor. Movido por el Espíritu, fue al templo, y cuando José y María entraban con el niño Jesús para cumplir con lo prescrito por la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios, diciendo:
“Señor, ya puedes dejar morir en paz a tu siervo, según lo que me habías prometido, porque mis ojos han visto a tu Salvador, al que has preparado para bien de todos los pueblos; luz que alumbra a las naciones y gloria de tu pueblo, Israel”.
El padre y la madre del niño estaban admirados de semejantes palabras. Simeón los bendijo, y a María, la madre de Jesús, le anunció:
“Este niño ha sido puesto para ruina y resurgimiento de muchos en Israel, como signo que provocará contradicción, para que queden al descubierto los pensamientos de todos los corazones. Y a ti, una espada te atravesará el alma”.
Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Era una mujer muy anciana. De joven, había vivido siete años casada, y tenía ya ochenta y cuatro años de edad. No se apartaba del templo ni de día ni de noche, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones. Ana se acercó en aquel momento, dando gracias a Dios y hablando del niño a todos los que aguardaban la liberación de Israel.
Y cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño iba creciendo y fortaleciéndose, se llenaba de sabiduría y la gracia de Dios estaba con él.
Reflexión y Oración
El Evangelio nos muestra muchos encuentros con Jesús, desde estos de niño, a los que tiene en su vida pública. Nadie queda indiferente.
Estos encuentros del Evangelio de hoy, son momentos importantes y gozosos de la vida de Simeón y de Ana.
Ellos le habían esperado, y tenían el corazón abierto al misterio.
Te pedimos en esta mañana, Señor, que nosotros también te busquemos, te abramos el corazón, para que podamos encontrarnos contigo y sentir esa alegría que no acaba como lo sintieron todas las ESCOLAPIAS que hoy te siguen en la misión de EDUCAR.
PEDIMOS PARA QUE ENTRE NOSOTROS ESCUCHEMOS TU VOZ QUE NOS INVITA A SEGUIRTE COMO LAS ESCOLAPIAS REZANDO JUNTOS ESTA ORACIÓN.

LUNES 10
Lectura del santo evangelio según san Lucas (5,1-11):
En aquel tiempo, Jesús estaba a orillas del lago de Genesaret y la gente se agolpaba en torno suyo para oír la palabra de Dios. Jesús vio dos barcas que estaban junto a la orilla. Los pescadores habían desembarcado y estaban lavando las redes. Subió Jesús a una de las barcas, la de Simón, le pidió que la alejara un poco de tierra, y sentado en la barca, enseñaba a la multitud.
Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: “Lleva la barca mar adentro y echen sus redes para pescar”. Simón replicó: “Maestro, hemos trabajado toda la noche y no hemos pescado nada; pero, confiado en tu palabra, echaré las redes”. Así lo hizo y cogieron tal cantidad de pescados, que las redes se rompían.
Entonces hicieron señas a sus compañeros, que estaban en la otra barca, para que vinieran a ayudarlos. Vinieron ellos y llenaron tanto las dos barcas, que casi se hundían.
Al ver esto, Simón Pedro se arrojó a los pies de Jesús y le dijo: “¡Apártate de mí, Señor, porque soy un pecador!”. Porque tanto él como sus compañeros estaban llenos de asombro, al ver la pesca que habían conseguido. Lo mismo les pasaba a Santiago y a Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón.
Entonces Jesús le dijo a Simón: “No temas; desde ahora serás pescador de hombres”. Luego llevaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, lo siguieron.
Oración
Señor, Jesús,
Como Pedro estamos llenos de dudas. ¿No te pasa a tí lo mismo?
Tenemos miedo, y nos falta fe. ¿Es así, no dejamos que aumente nuestra fe?
Estamos demasiado pendientes de las cosas de este mundo. No te dejamos hablarnos al corazón. ¿Cuántas cosas materiales llenan tu tiempo, llenan tu cabeza continuamente y no dejan espacio para otras personas ni para JESÚS?
Te pedimos:
Míranos a los ojos y dinos “No temas”. Que tu Palabra nos cambie por dentro.
Para que seamos capaces de seguirte y brillar con tu luz.
Amén.

LUNES 17​
Lectura del santo evangelio según san Lucas (6, 17. 20-26):
En aquel tiempo, Jesús bajó del monte con los doce, se paró en una llanura con un grupo grande de discípulos y una gran muchedumbre del pueblo, procedente de toda Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y de Sidón.
Él, levantando los ojos hacia sus discípulos, les decía:
«Bienaventurados los pobres, porque vuestro es el reino de Dios.
Bienaventurados los que ahora tenéis hambre, porque quedaréis saciados.
Bienaventurados los que ahora lloráis, porque reiréis.
Bienaventurados vosotros cuando os odien los hombres, y os excluyan, y os insulten y proscriban vuestro nombre como infame, por causa del Hijo del hombre.
Alegraos ese día y saltad de gozo, porque vuestra recompensa será grande en el cielo. Eso es lo que hacían vuestros padres con los profetas.
Pero, ¡ay de vosotros, los ricos, porque ya habéis recibido vuestro consuelo!
¡Ay de vosotros, los que estáis saciados, porque tendréis hambre!
¡Ay de los que ahora reís, porque haréis duelo y lloraréis!
¡Ay si todo el mundo habla bien de vosotros! Eso es lo que vuestros padres hacían con los falsos profetas».
Reflexión
Las bienaventuranzas son el camino que señaló Jesús para ser feliz.
Jesús nos pide abandonar las actitudes que nos impiden ser mejores y crecer como personas.
Si, por ejemplo, cambiamos el malhumor por la alegría, el pesimismo por el optimismo, las mentiras por la sinceridad, poco a poco seremos mejores personas, nos sentiremos más felices y haremos más felices a los demás.
Para ser realmente feliz, Jesús propuso un proyecto de vida concreto, que se expresa en las Bienaventuranzas. No son buenos deseos, sino un programa de vida que se puede hacer realidad cada día y con las personas que tenemos a nuestro lado.
Una felicidad que nos invita a compartir junto a otros el amor que respeta, que une y que nos hace sentir que somos hermanos, sin discriminación, ni diferencias.
ESCRIBE ESTA INVITACIÓN EN TU CORAZÓN PARA VIVIRLO CADA DÍA.


LUNES 24
Lectura del santo evangelio según san Lucas (6,27-38):
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«A vosotros los que me escucháis os digo: amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os odian, bendecid a los que os maldicen, orad por los que os calumnian.
Al que te pegue en una mejilla, preséntale la otra; al que te quite la capa, no le impidas que tome también la túnica. A quien te pide, dale; al que se lleve lo tuyo, no se lo reclames.
Tratad a los demás como queréis que ellos os traten. Pues, si amáis sólo a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores aman a los que los aman. Y si hacéis bien sólo a los que os hacen bien, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores hacen lo mismo.
Y si prestáis a aquellos de los que esperáis cobrar, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores prestan a otros pecadores, con intención de cobrárselo.
Por el contrario, amad a vuestros enemigos, haced el bien y prestad sin esperar nada; será grande vuestra recompensa y seréis hijos del Altísimo, porque él es bueno con los malvados y desagradecidos.
Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso; no juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados; dad, y se os dará: os verterán una medida generosa, colmada, rebosante, pues con la medida que midiereis se os medirá a vosotros».
Reflexión: esta semana especial donde recordamos a SANTA PAULA MONTAL trae un buen mensaje desde el Evangelio.
De nuevo hoy Jesús nos pide algo más allá de lo que podemos entender.
Nos pide amar al que nos hace daño, perdonar, no juzgar, ser misericordiosos.
¿Pero es que el mundo no cambiaría si todos lo hiciéramos?
En nuestras manos está hacerlo realidad: transformar el mundo desde el amor, que es lo que Jesús propone.
Para que el mundo cambie, empieza amando tú.
¿Qué os parece si hoy todos nos proponemos hacer algo en esa línea: tener un gesto misericordioso, perdonar ante una ofensa, no juzgar al que tenemos al lado?
Hagamos presente a Jesús hoy allá donde vayamos, siendo transmisores de su mensaje de amor, como también lo hizo SANTA PAULA MONTAL.