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Miércoles de fábula

MIÉRCOLES 8

La disculpa inesperada (Valor del perdón)

Ana y Carla eran compañeras de clase y mejores amigas hasta que un malentendido en redes sociales las distanció. Carla publicó un comentario que Ana interpretó como una burla hacia ella. Ana, dolida, dejó de hablarle y se dedicó a criticarla delante de los demás. Pasaron semanas, y aunque Carla intentó explicarse, Ana no quiso escucharla.

Un día, Carla decidió escribirle una carta. Le explicó que su comentario nunca tuvo la intención de herirla y que lamentaba lo sucedido. Ana, al leer la carta, sintió una mezcla de arrepentimiento y alivio. Se dio cuenta de que había actuado impulsivamente y decidió buscar a Carla para disculparse. Ese día, ambas aprendieron que el perdón no solo sana relaciones, sino que libera el corazón de quien lo da y de quien lo recibe.

Comentario:

El perdón es uno de los actos más valientes y transformadores que podemos realizar. Jesús nos enseña que no hay límite para el perdón, porque es una forma de sanar heridas y devolver la paz. En un mundo donde a veces se valora más la venganza que el entendimiento, perdonar es un acto revolucionario. Perdonar no significa justificar lo que nos hicieron, sino elegir liberarnos del rencor y permitir que el amor y la reconciliación llenen nuestro corazón.

El perdón es uno de los actos más difíciles, pero también uno de los más poderosos. A veces creemos que perdonar significa justificar lo que nos hicieron o minimizar nuestro dolor, pero no es así. Perdonar es liberar nuestro corazón del peso del rencor, es elegir la paz en lugar de la venganza, es dejar que el amor sea más fuerte que la herida.

Jesús nos mostró el camino del perdón cuando, incluso en la cruz, pidió al Padre que perdonara a quienes lo estaban crucificando. Nos enseña que el perdón no depende de la otra persona, sino de nuestra decisión de no dejar que el odio nos consuma. Perdonar no es fácil, pero es el acto más cercano al amor perfecto que podemos experimentar. Cuando perdonamos, no solo liberamos a quien nos ha herido, sino que también nos liberamos a nosotros mismos.

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MIÉRCOLES 15

 El poder de una sonrisa (Valor de la alegría)

Carlos era un chico al que todos consideraban “el alma de la clase”. Siempre tenía una broma o una palabra amable para sus compañeros. Sin embargo, pocos sabían que en casa estaba pasando por momentos difíciles. Un día, su amiga Marta le preguntó cómo podía estar siempre tan alegre. Carlos respondió: “No siempre es fácil, pero he aprendido que una sonrisa puede alegrarle el día a alguien. Y cuando hago reír a los demás, yo también me siento mejor”.

Esa actitud inspiró a Marta y a otros compañeros a buscar formas de contagiar alegría, incluso en los días difíciles. Descubrieron que la alegría no depende solo de las circunstancias, sino de la forma en que elegimos ver la vida.

Comentario:

La alegría es un regalo que Dios nos da y que podemos compartir con los demás. No significa estar siempre felices, pero sí buscar lo bueno incluso en los momentos difíciles. Jesús, a pesar de los desafíos que enfrentó, vivió con una alegría profunda porque confiaba en el amor del Padre. Ser alegres, incluso cuando las cosas no son perfectas, es una forma de transmitir esperanza y de recordar que Dios siempre está con nosotros. ¡Una sonrisa puede cambiar el día de alguien más!

La alegría no es solo una emoción pasajera, sino una forma de vivir. Vivimos en un mundo que muchas veces nos hace pensar que la felicidad depende de lo que tenemos o de lo que logramos. Pero la verdadera alegría no está en cosas externas, sino en el interior de nuestro corazón. Es saber que, incluso en los momentos difíciles, hay algo por lo cual podemos sonreír: el amor de Dios, el apoyo de quienes nos rodean o la certeza de que cada día es una oportunidad para empezar de nuevo.

Jesús nos invita a vivir con alegría, incluso en medio de las pruebas, porque la alegría no significa la ausencia de problemas, sino la presencia de esperanza. La alegría contagia, transforma y nos da fuerza para enfrentar los desafíos de la vida. Recuerda: ser una persona alegre no solo te beneficia a ti, sino que es un regalo que puedes dar a los demás.

MIÉRCOLES 22

La carta de agradecimiento (Valor de la gratitud)

Lucía era una estudiante que siempre estaba ocupada con sus estudios y actividades. Un día, su profesor le pidió que escribiera una carta a alguien que hubiera influido positivamente en su vida. Lucía pensó en su abuela, quien había dedicado años a cuidarla y apoyarla. Aunque al principio no sabía qué escribir, poco a poco fue recordando los momentos especiales que habían compartido: las historias que le contaba, los consejos que le daba y el amor que siempre le demostraba.

Cuando le entregó la carta a su abuela, ésta se emocionó hasta las lágrimas y le dijo: “Gracias por este regalo. No sabía cuánto significaba para ti lo que hago”. Lucía comprendió que dar las gracias no solo es un acto de cortesía, sino una forma de reconocer a las personas que nos han ayudado a ser quienes somos.

Comentario:

La gratitud es un valor que nos invita a reconocer todo lo bueno que tenemos y a las personas que nos han ayudado en el camino. Vivimos en un mundo donde muchas veces damos las cosas por sentado, pero Jesús nos enseña a ser agradecidos por los pequeños y grandes regalos que recibimos cada día. Ser agradecidos no solo nos hace más felices, sino que también fortalece nuestras relaciones y nos ayuda a valorar la vida desde una perspectiva más positiva.

Ser agradecido es aprender a mirar la vida con ojos nuevos. Muchas veces, pasamos nuestros días enfocados en lo que no tenemos o en lo que nos falta, y olvidamos todo lo que ya hemos recibido. Ser agradecido no es solo decir “gracias”, sino reconocer que todo lo que tenemos —nuestra familia, nuestros amigos, nuestras oportunidades— es un regalo, y que Dios, a través de las personas que nos rodean, nos cuida constantemente.

La gratitud nos ayuda a vivir con humildad, porque nos recuerda que no somos autosuficientes y que necesitamos a los demás. También nos permite vivir con alegría, porque cuando somos agradecidos, nuestra perspectiva cambia: dejamos de enfocarnos en lo negativo y aprendemos a valorar lo positivo, incluso en los pequeños detalles. Como dice San Pablo: “En todo, dad gracias”.

MIERCOLES 29

Intención

Hoy, tercer día de la semana de la Paz, nos acordamos especialmente de los que gobiernan los países del mundo, los que deciden muchas de las cosas que nos suceden. Pensamos en aquellas personas que pueden parar una guerra o mediar en un conflicto.

Que sean capaces de hacer su trabajo desde la justicia y la paz. Que BRILLEN por sus acciones en favor de la solidaridad y de las buenas relaciones entre los pueblos.

 

Palabra de Dios

“La paz os dejo, mi paz os doy. No como el mundo la da, yo os la doy sin condiciones ni interés alguno. Por eso, que no se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.” (Jn. 14, 27)

 

Oración

Hoy, Señor, queremos pedir por nuestros gobernantes

por los líderes sociales y políticos de nuestros países, 

para que no usen el odio 

como arma política que divide al pueblo,

para que no inciten a la violencia 

cómo forma de defender las ideas.

Y que sean capaces de BRILLAR por su trabajo  

por la igualdad, bondad y paciencia 

Transformando los corazones 

y posibilitando la paz en sus pueblos.

Fragmento película “Invictus”, sobre la reconciliación:

https://www.youtube.com/watch?v=wdPoln5b7k8

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Acción 

Pensamos hoy aquello que hace que yo no tenga PAZ; una acción o una expresión que me impide estar en paz.

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Fundación Educativa Escolapias

A tu amparo y protección

Pastoral Soria
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