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Miércoles de fábula

MIÉRCOLES 5 DE NOVIEMBRE

FÁBULA DEL BUEN SAMARITANO

Un día, un hombre viajaba por el camino cuando unos ladrones lo asaltaron. Le quitaron todo y lo dejaron herido en el suelo. 

Primero pasó un sacerdote, lo vio… pero siguió de largo. Luego pasó otro hombre del templo… y también lo ignoró. 

Finalmente, apareció un samaritano. Los samaritanos y los judíos eran enemigos, pero este hombre tuvo compasión. Se acercó, curó sus heridas, lo subió a su burro y lo llevó a una posada. Allí pagó para que lo cuidaran hasta que se recuperara. 

Jesús contó esta historia para enseñarnos que nuestro prójimo no es solo quien nos cae bien, sino todas las personas, incluso aquellas con las que no nos llevamos tan bien. 

Reflexión:
El Buen Samaritano nos enseña que cuando ayudamos con alegría y nos unimos como equipo, podemos hacer grandes cosas. Así como el samaritano no pensó solo en sí mismo, sino en el herido, también nosotros podemos “despegar” y crecer como personas cuando compartimos, nos apoyamos y trabajamos juntos. 

👉 Pregunta para la clase:
¿De qué forma podemos ser “buenos samaritanos” en nuestro colegio, mostrando alegría y trabajo en equipo? 

ORACIÓN:

Padre nuestro…

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MIÉRCOLES 12 DE NOVIEMBRE

FÁBULA LA SEMILLA DE MOSTAZA

 Empezar explicando: Muchas cosas que comienzan pequeñas se vuelven grandes. Pida a los niñ@s que nombre algunas cosas que comienzan siendo pequeñas, pero crecen en grande.  

Por ejemplo, las semillas son pequeñas, pero se convierten en plantas grandes. Las personas comienzan como bebés, pero crecen hasta convertirse en adultos. Un huevo se convierte en avestruz. 

Jesús le contó a la gente una parábola sobre una semilla de mostaza. Quería enseñar a sus seguidores cómo era el Reino de Dios. Un día, un granjero fue a plantar algunas semillas en su campo. 

Cuando miró la semilla de mostaza, era muy pequeña. No parecía importante. El granjero la plantó con cuidado. Cavó un hoyo, cubrió la semilla con tierra y le dio agua. 

Poco a poco, la pequeña semilla se convirtió en una pequeña planta. Cada día, el granjero regaba la planta y el sol la iluminaba. La planta creció más y más. 

La planta creció tanto que los pájaros hicieron nidos y vivieron en el árbol. La semilla de mostaza nos recuerda que las cosas más pequeñas que hacemos en el Reino de Dios, pueden convertirse en algo más grande de lo que podríamos imaginar. 

A veces pensamos que nuestros gestos son demasiado pequeños: dar los buenos días, ayudar a alguien que se le ha caído un lápiz, animar a un compañero que está triste, sonreír… Pero Jesús nos dice que esas pequeñas acciones pueden crecer y tener un gran impacto, igual que la semilla de mostaza se convierte en un árbol. 

Si cada uno de nosotros aporta un granito de alegría y colaboramos en equipo, juntos podemos lograr cosas muy grandes. La unión de pequeños gestos hace que nuestro colegio sea un lugar mejor, más feliz y lleno de vida. 

👉 Pregunta para la clase:
¿Qué semillita de alegría y ayuda puedes plantar hoy para que crezca en tu clase o en tu familia? 

ORACIÓN:

Padre nuestro…

MIÉRCOLES 19 DE NOVIEMBRE

El carbón y el fuego (Trabajo en equipo)

Un joven cristiano dejó de asistir a la iglesia. Su pastor lo visitó. Ambos se sentaron junto a la chimenea sin decir una palabra. El pastor tomó un carbón encendido y lo separó del fuego. En minutos se apagó. El pastor lo volvió a poner con los demás carbones... y volvió a encenderse.

El joven dijo:
—Gracias. Entendí.

Reflexión para compartir:
Cuando estamos solos, como el carbón separado, poco a poco perdemos fuerza y alegría.
Cuando estamos con otros, como los carbones juntos, seguimos brillando, aprendiendo y creciendo.

Por eso es tan importante ir al grupo, ayudar a los amigos, compartir y aprender juntos.
En equipo es más fácil mantener encendida nuestra fe, nuestra alegría y nuestras ganas de hacer el bien.

 

Oración

"Jesús, ayúdame a no estar solo, quiero estar con mis amigos para seguir encendido como el fuego."

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MIÉRCOLES 26 DE NOVIEMBRE

San Felipe Neri y la alegría (Alegría cristiana)

San Felipe Neri solía decir:
—"Tristeza y melancolía, fuera de mi casa."
Siempre bromeaba, cantaba y jugaba con los niños.
Un día, un joven le preguntó por qué siempre estaba alegre.
Felipe respondió:
—"Porque quien ama a Dios, ¡no puede estar siempre triste!"

Reflexión para compartir:

Cuando confiamos en Jesús, nuestro corazón se pone feliz y queremos hacer el bien.

Oración

"Señor, que mi alegría sea luz para los demás y reflejo de mi amor por Ti."

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Fundación Educativa Escolapias

A tu amparo y protección

Pastoral Soria
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