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Miércoles de fábula

La rana sorda

Esto era un grupo de pequeñas ranas que atravesaban juntas un bosque. Pero de pronto, dos de ellas cayeron en un hoyo muy profundo. El resto de ranas, se asomaron para mirarla, rodeando el agujero.

Rápidamente se dieron cuenta de que el agujero era muy profundo. Sus compañeras saltaban y saltaban, pero no podían alcanzar la orilla.

Las ranas comenzaron a cuchichear entre sí. Todas daban por muertas a las dos ranas, ya que no veían posible que pudieran dar un salto tan alto como para salir del agujero. Así que comenzaron a gritar a las ranas que no podían hacer nada, que no podrían salir de allí.

¡Dejadlo, no lo conseguiréis! - gritaban las ranas desde la orilla.

Pero las dos ranas continuaban saltando sin parar, ignorando los gritos de sus compañeras, que no dejaban de decirlas que iban a morir igualmente a pesar de sus esfuerzos.

- ¡No lo intentéis más! - gritaban las ranas - ¡No lo conseguiréis!

Las ranas les llegaron a insinuar a sus dos compañeras que no gastaran más fuerzas, que se dejaran morir. Y gritaban tanto, que al final una de las dos ranas que saltaba sin parar se dio por vencida y decidió parar. Se dejó caer al suelo sin más, y murió.

Sin embargo, la otra rana continuó saltando, a pesar del agotamiento. Cada vez más alto, cada vez con más fuerza. Y las demás compañeras gritaron mucho más alto para que dejara de saltar.

- ¡Deja de sufrir ya! - le gritaban una y otra vez.

Y la rana saltaba más y más. Hasta que de pronto, logró salir del agujero. Ella pensó que sus compañeras le estaban animando todo el rato, fijándose en los gestos que hacían. Y les agradeció de todo corazón el haberle ofrecido todo su aliento.

En realidad, la rana era sorda y le era imposible escuchar los gritos de las demás.

MORALEJA

Una palabra de aliento tiene más poder del que imaginas.

Compromiso del día:

Dedica palabras positivas y motivadoras a quien lo necesita y le estarás ayudando a conseguir su objetivo. 

EÑ VERDADERO VALOR DEL ANILLO

Todos somos importantes, tenemos virtudes y habilidades que pueden servir para dar alegría, ayudar a alguien que hemos dejado fuera de nuestra nave. 

Si dejamos que cada persona se exprese y nos dé a conocer cómo es, se sacarán grandes tripulantes que harán que este barco del curso no vaya a pique, se sostenga y crezca. 

Vemos el video. 

EL LÁPIZ HOLGAZÁN

Érase una vez un lápiz que era muy perezoso. Siempre estaba cansado y nunca quería escribir. Cuando escribía algo, se dejaba las cosas por la mitad. Se comía letras, palabras, acentos, comas. Y las mayúsculas no las hacía porque era demasiado esfuerzo. Siempre estaba pensando en ir al estuche para dormir. Sus compañeros estaban muy enfadados con él. Todo el trabajo que él no hacía lo tenían que hacer ellos.

 

Un día decidieron darle una lección. Mientras dormía, lo sacaron del estuche y lo metieron en una caja de juguetes. Un niño pequeño fue gateando hasta ella. Lo cogió y se lo puso en la boca. El lápiz se despertó sobresaltado gritando: -¡Pero qué es esto! ¿Qué hago aquí? ¡Suéltame mocoso! ¡Un lápiz es para escribir no para chupar! Pero el niño seguía chupándolo con mucho interés. El lápiz gritaba a sus compañeros del estuche diciendo: -¡Decidle a este crío que los lápices son para escribir! ¡Me está poniendo perdido!. Entonces el niño se lo sacó de la boca. Lo miró con sus grandes ojos, y sonriendo, se lo puso dentro de la nariz. El lápiz chillaba como un desesperado. -¡No! ¡No! ¡Eso no! ¡Socorro! Al final lo tiró al suelo y se marchó gateando. En ese momento llegó un niño mayor. Lo limpió un poco y empezó a tocar el tambor con él. Se pasó horas tocando redobles de tambor.

 

El pobre lápiz no estaba hecho para eso, lo suyo era escribir. Se desmayó perdiendo el conocimiento. Cuando el niño se cansó de tocar, lo guardó en el estuche y se marchó. Sus compañeros de estuche aprovecharon para limpiarlo y dejarlo como nuevo. El sacapuntas le sacó una punta nueva. La goma le borró toda la suciedad. Los lápices le curaron los golpes y los rotuladores le dieron un toque de pintura.

 

Al día siguiente, el lápiz despertó sobresaltado. Al ver dónde estaba, pensó que todo había sido una pesadilla. Dio un gran suspiro de alivio. Empezó a saludar con gran alegría a todos sus compañeros y a pedirles perdón por lo perezoso que había sido. Desde aquel día, se dedicó a ser lo que era, un lápiz. Y se puso a hacer lo que hacían los lápices: escribir. Pronto descubrió la alegría que se  siente al hacer las cosas para las que uno está hecho. Y ya nunca más volvió a ser perezoso ni holgazán.

La botella de agua

Érase una vez una gota de agua que soñaba con convertirse en un copo de nieve para cubrir praderas. Esperó muchos años hasta que una gran sequía evaporó a la gota, quien comenzó a subir hasta el cielo, formando parte de una pequeña nube. Tan pronto como hizo frío, sin perder la oportunidad, se dejó caer en forma de nieve, sobre el campo.

Pero era solo un diminuto copo de nieve, en cuanto tocó el suelo se convirtió nuevamente en una gota. Esperó nuevamente a evaporarse y llegar a otra nube, sobre la cual entusiasmada repitió el proceso anterior, de dejarse caer tan rápido como pudo, pero el resultado fue el mismo, seguía volviéndose gota en segundos. Intentó lo mismo una y otra vez.

Un día, llegó a una nube enorme, con millones de gotas de agua evaporada. La nube era enorme, pero incómoda, ya que unas gotas le daban órdenes a otras obligándolas a apretarse mucho entre sí: “¡las gotas grandes abajo! ¡Las gotitas arriba! ¡Rápido, no tenemos tiempo que perder!” La gota se alejó pensando en dejarse caer de nuevo, cuando otra gota la detuvo para preguntarle: “¿A dónde vas? ¿No quieres participar?”

Al ver el gesto de la sorprendida gotita, la otra comenzó a explicarle: “Todas las que estamos en esta nube queremos ser copos de nieve por mucho tiempo, para eso estamos todas aquí. Hace años intenté muchas veces ser un copo por mí misma, pero era imposible. Entonces encontré esta nube que es genial porque todas hacemos un poco de esfuerzo para nevar, y gracias a todos los poquitos hemos logrado nevar por mucho tiempo.”

Al poco tiempo, ambas gotas volaban por el cielo como copos de nieve, junto a otros millones que caían como gotas y como copos de nieve. Nuestra gota comprobó con alegría, que trabajando en equipo se puede conseguir hasta lo más complicado.

¿Cuál es el mensaje que crees que ha llegado hoy para tí?

¿Te gusta trabajar en equipo? ¿Qué se obtiene?

Damos gracias a Dios por....

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A tu amparo y protección

Pastoral Soria
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