Oración de la
mañana
Lunes de Buenas Noticias

LUNES. 3 de marzo
Lectura del santo Evangelio según San Lucas (Lc 6, 39-45)
Jesús les dijo esta parábola: «¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en el hoyo? No está el discípulo sobre su maestro, si bien, cuando termine su aprendizaje, será como su maestro. ¿Por qué te fijas en la mota que tiene tu hermano en el ojo y no reparas en la viga que llevas en el tuyo? ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: “Hermano, déjame que te saque la mota del ojo”, sin fijarte en la viga que llevas en el tuyo? ¡Hipócrita! Sácate primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la mota del ojo de tu hermano. Pues no hay árbol bueno que dé fruto malo, ni árbol malo que dé fruto bueno; por ello, cada árbol se conoce por su fruto; porque no se recogen higos de las zarzas, ni se vendimian racimos de los espinos. El hombre bueno, de la bondad que atesora en su corazón saca el bien, y el que es malo, de la maldad saca el mal; porque de lo que rebosa el corazón habla la boca.
Palabra del Señor.
TODOS: Gloria a ti, Señor Jesús.
DÍA DE LA VOCACIÓN ESCOLAPIA
Recordamos en esta jornada que Santa Paula Montal se consagró a Dios un 2 de febrero, ella dijo un SÍ grande como María a Dios y en Sabadell pronunció junto a sus amigas, sus votos para SER RELIGIOSA ESCOLAPIA.
¿Qué significa para nosotros? : Madre Paula Montal con la ayuda de Dios, comenzó su camino de seguimiento a Jesús, hizo realidad su SUEÑO a través de la educación de niñas y jóvenes acompañando a las familias en muchos lugares, pero de forma especial a las de los colegios de ESCOLAPIAS.
Hoy nos invita a que recemos por las vocaciones escolapias, a que pidamos por cada una de nuestras vocaciones y dejemos que Dios actúe en nosotros para SER CADA DÍA MÁS AMIGOS UNOS DE OTROS, SIN JUZGAR, DEJANDO SALIR TODO LO BUENO DEL CORAZÓN. Se lo pedimos a Dios por intercesión de Santa Paula. Pedimos por cada uno de nosotros.
.jpg)
LUNES 10 de marzo – Primer domingo de cuaresma
Lc 4, 1-14
En aquel tiempo, Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán y el Espíritu lo fue llevando durante cuarenta días por el desierto, mientras era tentado por el diablo. En todos aquellos días estuvo sin comer y, al final, sintió hambre.
Entonces el diablo le dijo: “Si eres Hijo de Dios, di a esta piedra que se convierta en pan”
Jesús le contestó: “Está escrito: “No sólo de pan vive el hombre”
Después llevándolo a lo alto, el diablo le mostró en un instante todos los reinos del mundo y le dijo: “Te daré el poder y la gloria de todo eso, porque a mí me ha sido dado, y yo lo doy a quien quiero. Si tú te arrodillas delante de mí, todo será tuyo”
Respondiendo Jesús le dijo:
“Está escrito: Al Señor, tu Dios, adorarás y a él solo darás culto”
Entonces lo llevó a Jerusalén y lo puso en el alero del templo y le dijo:
“Si eres Hijo de Dios, tírate de aquí a abajo, porque está escrito: “Ha dado órdenes a sus ángeles acerca de ti, para que te cuiden”, y también: “Te sostendrán en sus manos, para que tu pie no tropiece contra ninguna piedra”.
Respondiendo Jesús,le dijo: “Está escrito: “No tentarás al Señor, tu Dios”.
Acabada toda tentación, el demonio se marchó hasta otra ocasión.
Palabra del Señor. TODOS: Gloria a ti, Señor Jesús.
REFLEXIÓN
Comenzamos este tiempo de Cuaresma. Tiempo de conversión.
En el evangelio que acabamos de leer, nos presenta a Jesús tentado, pero él no quiere saber nada de comportamientos espectaculares, ni de tener que imponerse por medio de la fuerza y de la violencia, ni mucho menos de tener posesión de territorios y propiedades.
Jesús elige otro camino bien distinto del que le ofrece este personaje tan disfrazado que representa la voz interior que nos sugiere hacer el mal en vez de hacer el bien. Y como no puede convencerle, dice el evangelio, que por esta vez el diablo se alejó de Jesús.
Debemos de tener cuidado con creer que las cosas se arreglan por medio de formas violentas, o que podemos ser más porque tengamos más cosas. Incluso debemos renunciar a conseguir con facilidad lo que cuesta mucho esfuerzo alcanzar.
ORACIÓN: Rezamos juntos:
Padre nuestro…

LUNES 17 de marzo – Segundo domingo de cuaresma
Lc 9, 28b-36
En aquel tiempo, Jesús tomó a Pedro, a Santiago y a Juan y subió a lo alto de un monte para orar. Y, mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió y sus vestidos brillaban de resplandor.
De repente, dos hombres conversaban con él: eran Moisés y Elías, que, apareciendo con gloria, hablaban de su éxodo, que él iba a consumar en Jerusalén.
Pedro y sus compañeros se caían de sueño, pero se espabilaron y vieron su gloria y a los dos hombres que estaban con él. Mientras estos se alejaban de él, dijo Pedro a Jesús:
«Maestro, ¡qué bueno es que estemos aquí! Haremos tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.»
No sabía lo que decía. Todavía estaba diciendo esto, cuando llegó una nube que los cubrió con su sombra. Se llenaron de temor al entrar en la nube, Y una voz desde la nube decía: “Este es mi Hijo, el Elegido; escuchadlo”
Después de oírse la voz, se encontró Jesús solo. Ellos guardaron silencio y, por aquellos días, no contaron a nadie nada de lo que habían visto.
Palabra del Señor.
TODOS: Gloria a ti, Señor Jesús.
REFLEXIÓN:
Los discípulos más conocidos acompañan a Jesús en los momentos más importantes como este, la Transfiguración.
Lo vivido en la transfiguración de Jesús es un adelanto de lo que está por venir. Con su transfiguración, Jesús nos mostró la gloria que le estaba reservada a Él y a cuantos imitan su ejemplo. Cada día debemos mirar a Jesús; «¡escuchadlo!», dice el Padre.
¿Nos hacemos conscientes de todas las veces que Jesús nos llama a estar con Él y respondemos como estos sus amigos?
ORACIÓN
Padre nuestro…

LUNES 24 de marzo – Tercer domingo de cuaresma
Lc 13,1-9
En aquel momento, se presentaron algunos a contar a Jesús lo de los galileos, cuya sangre había mezclado Pilato con la de los sacrificios que ofrecían. Jesús respondió:
“¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que los demás galileos porque han padecido todo esto? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis lo mismo. O aquellos dieciocho sobre los que cayó la torre en Siloé y los mató, ¿pensáis que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera.
Y les dijo esta parábola: “Uno tenía una higuera plantada en su viña, y fue a buscar fruto en ella, y no lo encontró.
Dijo entonces al viñador: “Ya ves, tres años llevo viniendo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro. Córtala. ¿Para qué va a perjudicar el terreno?. Pero el viñador respondió: “Señor, déjala todavía este año y mientras tanto yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si da fruto en adelante, Si no, la puedes cortar”.
Palabra del Señor.
TODOS: Gloria a ti, Señor Jesús.
REFLEXIÓN
En el evangelio de hoy, Jesús nos habla de dos cosas muy importantes: no juzgar a los demás y cambiar nuestras actitudes. Cuando algunas personas le contaron a Jesús sobre unas tragedias que ocurrieron, pensaron que las personas que sufrieron debían ser más malas que otras. Pero Jesús les explicó que no siempre lo que pasa a las personas tiene que ver con lo que han hecho. Lo más importante es lo que hacemos nosotros mismos, y cómo vivimos.
Luego, Jesús contó una historia sobre una higuera que no daba frutos. El dueño quería cortarla porque no daba nada, pero el jardinero le pidió que le dieran un poco más de tiempo. Le dijo que la cuidaría y vería si daba frutos al año siguiente. Esta historia nos enseña que Dios tiene paciencia con nosotros. Nos da muchas oportunidades para mejorar y cambiar, para ser mejores personas cada día.
Lección para nosotros: No debemos juzgar a los demás cuando algo malo les pasa, porque solo Dios sabe lo que sucede en el corazón de las personas. Y debemos ser como la higuera que da frutos, haciendo cosas buenas y amando a los demás. Si nos damos la oportunidad de cambiar y mejorar, podemos hacer mucho bien en el mundo.
ORACIÓN
Acabemos nuestra reflexión con una oración en la que decimos que queremos hacer la voluntad de Dios y perdonar a los demás como Jesús nos perdona. Rezamos todos juntos. Padre nuestro que estás en el cielo…

LUNES 31 de marzo – Cuarto domingo de cuaresma
Lc 15, 1-3.11-32
En aquel tiempo solían acercarse a Jesús todos los publicanos y pecadores a escucharlo.
Y los fariseos y los escribas murmuraban diciendo: “Ese acoge a los pecadores y come con ellos”.
Jesús les dijo esta parábola: “Un hombre tenía dos hijos; el menor de ellos dijo a su padre:
“Padre, dame la parte que me toca de la fortuna”. El padre les repartió los bienes.
No muchos días después, el hijo menor, juntando todo lo suyo, se marchó a un país lejano, y allí derrochó su fortuna viviendo perdidamente. Cuando lo había gastado todo, vino por aquella tierra un hambre terrible, y empezó él a pasar necesidad. Fue entonces y se contrató con uno de los ciudadanos de aquel país que lo mandó a sus campos a apacentar cerdos. Deseaba saciarse de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba nada. Recapacitando entonces, se dijo: “Cuántos jornaleros de mi padre tienen abundancia de pan, mientras yo aquí me muero de hambre. Me levantaré, me pondré en camino adonde está mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo: trátame como a uno de tus jornaleros».
Se levantó y vino donde estaba su padre; cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se le conmovieron las entrañas; y, echando a correr, se le echó al cuello y lo cubrió de besos.
Su hijo le dijo: “Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo”.
Pero el padre dijo a sus criados: “Sacad enseguida la mejor túnica y vestídsela; ponedle un anillo en la mano y sandalias en los pies; traed el ternero cebado y sacrificadlo; comamos y celebremos un banquete, porque este hijo mío estaba muerto y ha revivido; estaba perdido y lo hemos encontrado”. Y empezaron a celebrar el banquete. Su hijo mayor estaba en el campo. Cuando al volver se acercaba a la casa, oyó la música y la danza, y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era aquello. Este le contestó: “Ha vuelto tu hermano; y tu padre ha sacrificado el ternero cebado, porque lo ha recobrado con salud”. Él se indignó y no quería entrar, pero su padre salió e intentaba persuadirlo. Entonces él respondió a su padre: “Mira: en tantos años como te sirvo, sin desobedecer nunca una orden tuya, a mí nunca me has dado un cabrito para tener un banquete con mis amigos; en cambio, cuando ha venido ese hijo tuyo que se ha comido tus bienes con malas mujeres, le matas el ternero cebado”. El padre le dijo: “Hijo, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo; pero era preciso celebrar un banquete y alegrarse, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido; estaba perdido y lo hemos encontrado”».
Palabra del Señor. TODOS: Gloria a ti, Señor Jesús REFLEXIÓN:
-
A veces no nos portamos bien. Creemos que nosotros lo sabemos y podemos todo.
-
Nos podemos alejar de Dios y pensar que no lo necesitamos. Pero todo lo que hacemos tiene consecuencias.
-
Dios es un Padre bueno que siempre nos espera, nos acoge, nos perdona, olvida nuestras malas acciones y siempre nos da una nueva oportunidad. Nunca se cansa de olvidar nuestras ingratitudes y dejarnos empezar de nuevo.
ORACiÓN
Te pido perdón, Señor, porque, a veces, te dejo de lado,
por mi ingratitud y por no reconocer tu amor en mi vida.
Gracias por tu paciencia y por estar siempre a mi lado.
Gracias porque siempre me perdonas
y por darme cada vez, una nueva oportunidad para ser mejor.
Ayúdame a recordar siempre tu bondad y a ser agradecido cada día.
Amén.