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Lunes de Buenas Noticias

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LUNES 4 MARZO

Lectura del santo evangelio según san Juan (2,13-25):


        Se acercaba la Pascua de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén. Y encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas sentados; y, haciendo un azote de cordeles, los echó a todos del templo, ovejas y bueyes; y a los cambistas les esparció las monedas y les volcó las mesas; y a los que vendían palomas les dijo: «Quitad esto de aquí; no convirtáis en un mercado la casa de mi Padre.»

Sus discípulos se acordaron de lo que está escrito: «El celo de tu casa me devora.»

Entonces intervinieron los judíos y le preguntaron: 

«¿Qué signos nos muestras para obrar así?»

Jesús contestó: «Destruid este templo, y en tres días lo levantaré.»
Los judíos replicaron: «Cuarenta y seis años ha costado construir este templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?»

Pero él hablaba del templo de su cuerpo. Y, cuando resucitó de entre los muertos, los discípulos se acordaron de que lo había dicho, y dieron fe a la Escritura y a la palabra que había dicho Jesús.
Mientras estaba en Jerusalén por las fiestas de Pascua, muchos creyeron en su nombre, viendo los signos que hacía; pero Jesús no se confiaba con ellos, porque los conocía a todos y no necesitaba el testimonio de nadie sobre un hombre, porque él sabía lo que hay dentro de cada hombre.                                                                 

       Palabra del Señor



 

REFLEXIÓN:

Durante tres domingos leeremos el evangelio de Juan, con tres símbolos expresivos de la muerte pascual de Cristo: el Templo, la serpiente y el grano de trigo. El episodio de hoy sucede en torno a la Pascua, en el que nos encontramos con un Jesús celoso de Dios, actuando de forma insólita en él e injustificada para sus contemporáneos. 

¿Y a nosotros realmente nos preocupa que se trate bien a Dios y se hable bien de Él?   o nos da igual, no somos capaces de decir que nos preocupa que se le trate bien, o somos valientes para decir que creemos en Jesús.

 

ORACIÓN:   Padre Nuestro…

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LUNES 11 MARZO

 

Lectura del santo evangelio según san Juan (3,14-21):

 

En aquel tiempo dijo Jesús a Nicodemo: - Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del Hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna. Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Hijo único, para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna. Porque Dios no mandó su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. El que cree en él, no será condenado; el que no cree, ya está condenado, porque no ha creído en el Hijo único de Dios. Esta es la causa de la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron la tiniebla a la luz, porque sus obras eran malas. Pues todo el que obra perversamente detesta la luz, y no se acerca a la luz, para no verse acusado por sus obras. En cambio, el que realiza la verdad se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios.

                                                                             Palabra del Señor

REFLEXIÓN: Cuando somos egoístas, violentos y aprovechados llenamos de oscuridad y dolor la vida de los demás y la nuestra. No tenemos nada que ver con Jesús que lleno de bondad, de generosidad y solidario con todos, llenaba de luz sus vidas. Jesús choca con la oscuridad. Y nosotros ¿cuándo somos luz? ¿cuándo somos de Jesús?

ORACIÓN: Querido Dios, gracias porque me perdonas cuando me arrepiento por no haberme portado bien. Gracias por Jesús, tu Hijo amado, por su ejemplo sobre cómo debo vivir en obediencia a ti. Ayúdame a ser más como él y a vivir de una forma que alegre tu corazón. Amén.

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LUNES 18 MARZO


 

Lectura del santo evangelio según san Juan (12, 20-33):

 

Había unos griegos que habían subido para los cultos de la fiesta. Se acercaron a Felipe, el de Betsaida de Galilea, y le pidieron: —Señor, queremos ver a Jesús. Felipe va y se lo dice a Andrés; Felipe y Andrés van y se lo dicen a Jesús. Jesús les contesta: —Ha llegado la hora de que este Hombre sea glorificado. Os aseguro que, si el grano de trigo caído en tierra no muere, queda solo; pero si muere, da mucho fruto. El que se aferra a la vida la pierde, el que desprecia la vida en este mundo la conserva para una vida eterna. El que quiera servirme, que me siga, y donde yo estoy estará mi servidor; si uno me sirve, lo honrará el Padre.

Ahora mi espíritu está agitado, y, ¿qué voy a decir? ¿Que mi Padre me libre de este trance? No; que para eso he llegado a este trance. Padre, da gloria a tu Nombre. Vino una voz del cielo: —Lo he glorificado y de nuevo lo glorificaré. La gente que estaba escuchando decía: —Ha sido un trueno. Otros decían: —Le ha hablado un ángel. Jesús respondió: —Esa voz no ha sonado por mí, sino por vosotros. Ahora comienza el juicio de este mundo y el príncipe de este mundo será expulsado. Cuando yo sea elevado de la tierra, atraeré a todos hacia mí –lo decía indicando de qué muerte iba a morir–.        Palabra del Señor

REFLEXIÓN: Jesús se desposee de su voluntad, de sus planes, de sus vínculos. Lleva hasta el extremo el hecho de que la muerte a uno/a misma/a es la que conduce a la vida.

A tan sólo siete días de la Semana Santa, los cristianos nos encontramos cara a cara con el misterio de la cruz. Cristo Jesús llegada la hora de su glorificación, al morir como el grano de trigo que cae en tierra, da el fruto de la nueva alianza en su sangre para el perdón de los pecados,

Es una renuncia a manipular la realidad y las relaciones. «Si el grano de trigo no muere la semilla no da fruto» También a nosotros/as en esos extremos si estamos disponibles para ese seguimiento que sin duda es radical. Y esa radicalidad es la de servir y de entregarnos a los demás.

Me puedo preguntar ¿A qué creo que me cuesta renunciar/morir? ¿por qué no lo hago?

¿En qué lugares y con qué personas me gustaría comprometerme? 

 

ORACIÓN:

Bendito seas, Padre, porque, llegada su hora, 

Cristo fue el grano de trigo que, al morir, da fruto abundante, 

El ramo de olivo que supera el invierno inclemente,
La luz que vence la sombra y el amor que derrota el odio.
Créanos, Señor, un corazón nuevo para una alianza nueva,
Y renuévanos por dentro con la fuerza de tu Espíritu Santo,
Para que, convertidos en hijos de la luz, en hijos tuyos,
Vivamos tu ley de amor con un talante alegre y renovado,
Así podrán los demás ver el rostro de Cristo reflejado,
En nosotros, y glorificar por siempre tu nombre de Padre. Amén

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LUNES 25 MARZO

DOMINGO DE RAMOS: ENTRADA DE JESÚS EN JERUSALÉN

 

 

Comenzamos escuchando el canto: Santo es el Señor. 

https://www.youtube.com/watch?v=cLC6SC0doo0

Profesor: Cuando Jesús entró en Jerusalén el Domingo de Ramos, la gente lo recibió con palmas y ramas de olivo y le aclamaba diciendo: “¡Hosanna al Hijo de David. Bendito el que viene en el nombre del Señor!”

Pero esos mismos que le aclamaron, a los pocos días eran los que pedían a Pilato que le crucificara. 

Nosotros hoy, veinte siglos después, también salimos a las calles el Domingo de Ramos, con nuestras palmas y ramos de olivo para aclamar a Jesús porque es nuestro Salvador. Ojalá que nosotros no le traicionemos nunca.

¿Das gracias a Jesús y le alabas porque ha dado su vida por nosotros? ¿Hay veces que en lugar de aclamarle y seguirle te enfadas con Él, te pones en su contra, le traicionas o te alejas de Él?

Profesor: Bendito seas por siempre, Jesús. Alumnos: Te alabamos y te damos gracias.

Profesor: Porque eres nuestro amigo y nuestro Salvador. Alumnos: Te alabamos y te damos gracias.

Profesor: Ayúdanos a serte fieles con nuestros hechos y palabras. Alumnos: Ayúdanos, Señor.

Profesor: A alabarte siempre con nuestros hechos y palabras: Alumnos: Ayúdanos, Señor.

Oración: Jesús, que con nuestra vida te aclamemos siempre y abramos la puerta de nuestro corazón para recibirte con cantos de alabanza. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

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