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Miércoles de fábula

MIÉRCOLES 2
Mateo 4, 18-22
Paseando junto al lago de Galilea, vio a dos hermanos: Simón, llamado Pedro, y su hermano
Andrés, que estaban echando la red en el lago, pues eran pescadores. Les dijo:
- Veníos detrás de mí y os haré pescadores de hombres.
Ellos dejaron al instante las redes y lo siguieron. Más adelante vio a otros dos hermanos: Santiago,
el hijo de Zebedeo, y su hermano Juan, que estaban en la barca con su padre Zebedeo, reparando
las redes. Los llamó también, y ellos, dejando al punto la barca y a su padre, lo siguieron.
Reflexión: como a los primeros discípulos de Jesús, también a nosotros Él nos invita a seguirle.
Necesitamos una actitud abierta y de confianza en nuestros profesores, padres, amigos... que
buscan lo mejor para nosotros.
Igual que confiamos en ellos que nos acompañan todos los días así podemos confiar en Jesús que
camina a nuestro lado.

La Paloma y la Hormiga

Un día una hormiga sedienta fue a beber agua al rio, con la
mala suerte de ser arrastrada por la corriente, casi no le
quedaba aire y sentía que estaba cerca de desfallecer. De
repente una paloma que pasaba volando la vio y pensó en
ayudarla. Por eso desprendió una pequeña rama de árbol y
la tiró al rio, como pudo montó a la hormiga para salvarla.
La hormiga quedó muy agradecida y se hizo amiga de la
paloma. Mientras hablaban le prometió que si algún día
tenía oportunidad también la ayudaría, aunque no sabía
cómo hacerlo ya que era muy pequeña.
Pasaron unos días, cuando la hormiga vio a un cazador
preparando su puntería para disparar a la paloma. La hormiga al ver el peligro inminente tuvo una idea, y picó al cazador en el talón. La paloma se dio cuenta del peligro y voló hasta esconderse.
Así, la hormiga logró devolver el favor.
Moraleja
Siempre se agradecido con los demás

 

MIÉRCOLES 16
La Huelga de los Órganos contra el Estómago

Un buen día se les ocurrió a los órganos del Cuerpo humano
que ellos estaban haciendo todo el trabajo y que el estomago
se estaba comiendo toda la comida.
Así que tuvieron una reunión, y después de una larga
discusión, decidieron hacer huelga hasta que el estomago
accediera a compartir la parte que le correspondía del
trabajo. Así que por un día o dos, las manos se negaron a tomar el
alimento, luego la boca se negó a recibirlo, y los dientes
dejaron de trabajar.
Pero después de un día o dos, los miembros comenzaron a

darse cuenta de que ellos mismos no estaban en una condición física muy buena:
Las Manos apenas podían moverse, y la Boca estaba seca y sedienta, y las Piernas no podían
soportar muy bien el peso del resto del cuerpo.
Así que se dieron cuenta de que el estómago solo hacia su trabajo de forma tranquila y silenciosa
y era necesario para el mantenimiento del cuerpo entero que todos trabajasen en equipo.
Moraleja
Como en el cuerpo, cada miembro de un equipo debe trabajar por el bien común funciona mejor
aportando cada uno sus cualidades y respetando las de los demás.

MIÉRCOLES 23
Cuando quieres conseguir un sueño no importa las veces que lo intentes si al final lo consigues.
Poco a poco tenemos que aprender a superarnos a nosotros mismos sin caer en la frustración.
¿Crees que a Calasanz le costó poco ver su sueño hecho realidad?
MIÉRCOLES 30
EL ZORRO Y LA CIGÜEÑA
VÍDEO:
Hace mucho tiempo, el Zorro y la Cigüeña eran muy buenos amigos. Sin embargo, se hacían
bromas muy pesadas y un día, el Zorro pensó en un plan para divertirse a costa de la Cigüeña, de cuya extraña apariencia siempre se reía.
«Tienes que venir a cenar conmigo hoy», le dijo a la cigüeña, sonriéndose a sí mismo por el truco que iba a hacer. La cigüeña aceptó gustosamente la invitación y llegó a tiempo y con muy buen apetito.
Había dos tazones de sopa. El Zorro empezó a comer, pero la Cigüeña ni siquiera podía saborear su sopa, porque su pico era muy largo y el plato era muy poco profundo.
El Zorro se lo bebió con facilidad y, para aumentar la decepción de la Cigüeña, hizo un gran
espectáculo de placer. «¿Por qué no estás comiendo? ¿No te gusta mi sopa?», le preguntó el Zorro a su invitado. «Es que bueno... supongo que no tengo mucha hambre», dijo la Cigüeña. Se fue muy hambrienta y enojada.
Aunque la Cigüeña estaba muy disgustada con el truco, era un animal tranquilo y de
temperamento uniforme y no veía nada bueno en enfurecerse. En vez de eso, no mucho después, invitó al Zorro a cenar con él.
Cuando el Zorro llegó, vio que la mesa estaba puesta y que dos altas jarras de sopa les estaban esperando. La Cigüeña podía fácilmente llegar a la comida con su largo pico, pero el Zorro sólo
podía lamer el exterior del frasco y sentir el delicioso olor.

«¿Cuál es el problema Zorro? ¿Por qué no estás comiendo? ¿No te gusta mi sopa?» preguntó la Cigüeña. Pero el Zorro no respondió. Estaba enojado porque la cigüeña le sirvió sopa en una jarra tan estrecha que no podía meter la boca. Inmediatamente la Cigüeña dándose cuenta del enojo del Zorro le increpó:
«No me disculparé por el almuerzo», dijo la cigüeña: «Una mala jugada se merece otra.»
Desde ese día, el Zorro y la Cigüeña no han vuelto a ser amigos.
MORALEJA

No hagas a los demás lo que no quieras que te hagan a ti.
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