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Lunes de buenas noticias  -  Evangelio del Domingo

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LUNES 6 DE NOVIEMBRE 

Lectura del Evangelio según san Mateo 23, 1-12

En aquel tiempo, Jesús dijo a las multitudes y a sus discípulos: “En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y fariseos. Hagan, pues, todo lo que les digan, pero no imiten sus obras, porque dicen una cosa y hacen otra. Hacen fardos muy pesados y difíciles de llevar y los echan sobre las espaldas de los hombres, pero ellos ni con el dedo los quieren mover. Todo lo hacen para que los vea la gente. Ensanchan las filacterias y las franjas del manto; les agrada ocupar los primeros lugares en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; les gusta que los saluden en las plazas y que la gente los llame ‘maestros’.

Ustedes, en cambio, no dejen que los llamen ‘maestros’, porque no tienen más que un Maestro y todos ustedes son hermanos. A ningún hombre sobre la tierra lo llamen ‘padre’, porque el Padre de ustedes es sólo el Padre celestial. No se dejen llamar ‘guías’, porque el guía de ustedes es solamente Cristo. Que el mayor de entre ustedes sea su servidor, porque el que se enaltece será humillado y el que se humilla será enaltecido”.

PALABRA DE DIOS.

REFLEXIÓN 

En el evangelio, Jesús critica la hipocresía de los escribas y fariseos, quienes buscan ser reconocidos y honrados por los demás. Jesús enseña que la verdadera grandeza se encuentra en servir a los demás con humildad y amor, sin buscar reconocimiento o posición. Nos invita a ser auténticos y a poner en práctica lo que predicamos.

PADRE NUESTRO.

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LUNES 13 DE NOVIEMBRE

Lectura del Evangelio según san Mateo 23, 1-12

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos esta parábola: “El Reino de los cielos es semejante a aquellas diez jóvenes, que tomando sus lámparas, salieron al encuentro del esposo. Cinco de ellas eran descuidadas y cinco, previsoras. Las descuidadas llevaron sus lámparas, pero no llevaron aceite para llenarlas de nuevo; las previsoras, en cambio, llevaron cada una un frasco de aceite junto con su lámpara. Como el esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron.

A medianoche se oyó un grito: ‘¡Ya viene el esposo! ¡Salgan a su encuentro!’. Se levantaron entonces todas aquellas jóvenes y se pusieron a preparar sus lámparas, y las descuidadas dijeron a las previsoras: ‘Dennos un poco de su aceite, porque nuestras lámparas se están apagando’. Las previsoras les contestaron: ‘No, porque no va a alcanzar para ustedes y para nosotras. Vayan mejor a donde lo venden y cómpralo’.

Mientras aquéllas iban a comprarlo, llegó el esposo, y las que estaban listas entraron con él al banquete de bodas y se cerró la puerta. Más tarde llegaron las otras jóvenes y dijeron: ‘Señor, señor, ábrenos’. Pero él les respondió: ‘Yo les aseguro que no las conozco’.

Estén, pues, preparados, porque no saben ni el día ni la hora”.

PALABRA DE DIOS.

REFLEXIÓN 

Esta parábola nos enseña la importancia de estar preparados y vigilantes para la venida del Señor. Las cinco vírgenes prudentes representan a aquellos que se mantienen firmes en su fe y están listos para recibir al Señor en cualquier momento. Mientras que las cinco vírgenes insensatas representan a aquellos que descuidan su relación con Dios y se dejan llevar por distracciones mundanas. Esta parábola nos llama a ser sabios, a mantener encendida la lámpara de nuestra fe y a estar siempre preparados para encontrarnos con el Señor.

AVE MARÍA 

LUNES 20 DE NOVIEMBRE

Lectura del Evangelio según san Mateo 25, 14-30

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos esta parábola: “El Reino de los cielos se parece también a un hombre que iba a salir de viaje a tierras lejanas; llamó a sus servidores de confianza y les encargó sus bienes. A uno le dio cinco millones; a otro, dos; y a un tercero, uno, según la capacidad de cada uno, y luego se fue.

El que recibió cinco millones fue enseguida a negociar con ellos y ganó otros cinco. El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos. En cambio, el que recibió un millón hizo un hoyo en la tierra y allí escondió el dinero de su señor. Después de mucho tiempo regresó aquel hombre y llamó a cuentas a sus servidores.

Se acercó el que había recibido cinco millones y le presentó otros cinco, diciendo: ‘Señor, cinco millones me dejaste; aquí tienes otros cinco, que con ellos he ganado’. Su señor le dijo: ‘Te felicito, siervo bueno y fiel. Puesto que has sido fiel en cosas de poco valor, te confiaré cosas de mucho valor. Entra a tomar parte en la alegría de tu señor’.

Se acercó luego el que había recibido dos millones y le dijo: ‘Señor, dos millones me dejaste; aquí tienes otros dos, que con ellos he ganado’. Su señor le dijo: ‘Te felicito, siervo bueno y fiel. Puesto que has sido fiel en cosas de poco valor, te confiaré cosas de mucho valor. Entra a tomar parte en la alegría de tu señor’.

Finalmente, se acercó el que había recibido un millón y le dijo: ‘Señor, yo sabía que eres un hombre duro, que quieres cosechar lo que no has plantado y recoger lo que no has sembrado. Por eso tuve miedo y fui a esconder tu millón bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo’.

El señor le respondió: ‘Siervo malo y perezoso. Sabías que cosecho lo que no he plantado y recojo lo que no he sembrado. ¿Por qué, entonces, no pusiste mi dinero en el banco para que, a mi regreso, lo recibiera yo con intereses? Quítenle el millón y dénse el que tiene diez. Pues al que tiene se le dará y le sobrará; pero al que tiene poco, se le quitará aun eso poco que tiene. Y a este hombre inútil, échenlo fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y la desesperación’”.

PALABRA DE DIOS.

 

REFLEXIÓN 

Esta historia nos enseña que Dios nos ha dado habilidades y talentos especiales, y quiere que los usemos para hacer cosas buenas en el mundo. No debemos tener miedo de intentar cosas nuevas y ayudar a los demás. Si usamos nuestros talentos de manera positiva, Dios estará feliz con nosotros.

 A TU AMPARO….

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LUNES 27 DE NOVIEMBRE

Lectura del Evangelio según san Mateo 18, 1-5

 

En aquel tiempo los discípulos vinieron a Jesús, diciendo: ¿Quién es el mayor en el reino de los cielos? Y llamando Jesús a un niño, lo puso en medio de ellos,  y dijo: De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos.  Así que, cualquiera que se humille como este niño, ese es el mayor en el reino de los cielos.  Y cualquiera que reciba en mi nombre a un niño como este, a mí me recibe.

PALABRA DE DIOS.

 

REFLEXIÓN 

Jesús nos enseña que para entrar en el Reino de los Cielos debemos ser como niños, humildes y confiados. Nos invita a dejar de lado la rivalidad y el deseo de ser el más importante, y en su lugar, buscar la sencillez y la pureza de corazón. Recuerda que todos somos importantes a los ojos de Dios y que Él nos ama tal como somos.

 A TU AMPARO….

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