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Miércoles de fábula

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MIÉRCOLES 13 DE RELATOS: La carpa en el camino:

 

 

Leemos esta narración. 

 

Zhuang Zhou era un comerciante que pasaba una mala racha y se había quedado sin dinero. Así que decidió acudir a pedir ayuda al marqués para pedirle prestado un poco de grano:

– Necesitaría un poco de grano para sembrar y poder comer. No tengo comida… – le pidió el hombre.

– Bueno… – dijo el marqués- Dentro de unas semanas recogeré impuestos y entonces podré prestarte 300 monedas. ¿Qué te parece?

– ¿Dentro de unas semanas?

Zhuang Zhou estaba muy indignado ante tal propuesta, y le contó al marqués la siguiente historia:

– Hace poco caminaba cerca del pueblo cuando en mitad del camino me encontré una carpa– La carpa me dijo:

– Por favor, ayúdame. Soy una carpa del mar del este. ¿Podrías traer un cubo con agua para salvar mi vida?

– Bien- le contesté yo- Dentro de poco visito a los gobernantes de la zona oeste. Cuando vuelva, puedo traer agua del río del oeste.

La carpa me dijo furiosa:

– ¿Cómo quiere que espere hasta entonces? Cuando regreses, tendrás que buscarme en la pescadería…

Reflexión: hay dos tipos de problemas y debemos diferenciarlos bien: aquellos que necesitan una resolución urgente y otros que llevan más tiempo y se dilatan en el tiempo. Ante los primeros, las promesas futuras son inútiles: resolver problemas es sencillo. ¿Sabes qué se necesita? ¿Quiénes son aquellos capaces de resolver problemas de forma eficaz? Los que tienen empatía. Si el hombre que se encontró la carpa en mitad del camino hubiera tenido empatía, no hubiera malgastado el tiempo en hacer una promesa ridícula. Se hubiera dado cuenta en cuestión de segundos que el pez lo que necesitaba para vivir era agua con urgencia, y que no le importaba que no fuera agua del río del oeste. Solo necesitaba agua, sin más, pero inmediatamente. Pidamos para que Dios nos dé paciencia y sabiduría para realizar lo más favorable para todos. 

Galaxia

MIÉRCOLES 20: El astrónomo

 

Este astrónomo tenía el viejo hábito de caminar todas las noches. Paseaba de calle en calle, de lugar en lugar. Bastante retirado de la ciudad, debo decir. Siempre concentrado en su mundo, sin mirar más allá. Una noche, admirando el cielo, cayó en un pozo sin pensar.

Comenzó a lamentarse una y otra vez, pidiendo auxilio sin cesar. A los pocos minutos, pasó un hombre cerca de donde estaba, el cual, oyendo su llamado se acercó de inmediato. Rápidamente se puso al tanto de lo ocurrido, y enseguida le dijo:

-Amigo, veo que deseas observar lo que hay en el cielo, pero… ¿cuántas veces te has detenido a ver lo que hay en la tierra?

Reflexión: A veces, nos encerramos tanto en nuestro mundo, que nos olvidamos de todo lo demás. No está mal explorar lo que hay más allá, pero es necesario saber dónde estamos. Es importante no estar siempre soñando sino que pisemos con los pies en la tierra y conozcamos lo más cercano para poder actuar en ello ofreciendo lo mejor que somos y hemos aprendido. 

El águila y el caracol

 

Un águila real iba volando orgullosamente, cuando fue a posarse en la roca donde tenía su nido. Vio allí a un pequeño caracol y muy sorprendida dijo:

     - Pero, ¿cómo tú que andas tan despacio, has podido subir hasta aquí a verme?

Y humildemente le contestó el caracol:

    - Pues, he subido arrastrándome. He tardado mucho, pero como tengo paciencia, no me ha importado esta tardanza y por fin he llegado hasta aquí.

Reflexión: ¿Piensas que es necesario el esfuerzo para conseguir algo? ¿Por qué?

¿Qué otras cosas además del esfuerzo te ayudan a conseguir algo? ¿Cuáles o quiénes son? ¿Por qué son importantes? Cada día es bueno analizar si me he esforzado lo suficiente, puede ser un compromiso de cada noche, piénsalo. Pide ayuda y da gracias a Dios por saber elegir el camino que te lleva con esfuerzo al éxito. 

Águila volando
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